La actualidad, en la pandemia, está marcada por la incertidumbre y una gran complejidad

Diario La Opinión: Pasado un año de una entrevista vinculada con el inicio de la pandemia volvemos a conversar con Pablo Costamagna, doctor en Estudios del Desarrollo, director de la Maestría en Desarrollo Territorial y del Instituto Praxis de la UTN FRRA, y docente en la UNRaf. Pablo, además, coordina la Red de Desarrollo Territorial para América Latina y el Caribe. «Lo que no aparecía en una primera instancia como marca es que los debates y las diferencias se ensancharon en lugar de encontrar más acuerdos», consideró.


Hace 12 meses planteabas que nos enfrentábamos a una crisis donde no se visibilizaba claramente el final, podes imaginar ahora lo que sigue?
-Es fuerte pero no, no sabemos exactamente cómo sigue el proceso. Muy pocos imaginaban al inicio, una pandemia tan larga. La transición continúa aunque creo que en el fondo, hay un cambio de época donde se fortalece la idea de fragilidad y ausencia de certezas con problemas muy interrelacionados y potentes. Impresiona observar que a pesar de la velocidad de desarrollo de las vacunas y la experiencia que se viene haciendo no aparezcan las luces sino que ronda todavía un escenario muy difícil agravado por el desgaste de todo este tiempo de crisis. Insisto que en ningún lugar del mundo han podido manejarse con altos niveles de certezas porque no existen y que decisiones importantes se van tomando día a día o semana a semana junto con otras más de fondo.
-¿Qué marcas va dejando la pandemia en la gestión de las ciudades y de sus organizaciones?
-Claramente una de las marcas de la pandemia es la incertidumbre que cuestiona la sensación de seguridad de muchos sectores de población y de aquellos y aquellas que toman decisiones. Este fenómeno que se potencia de manera profunda, cuestiona una manera de entender cómo se mueve el mundo y nuestros territorios. Además hay que sumarle que las problemáticas generadas no se pueden abordar desde solo una disciplina del saber, es multidisciplinar donde no hay supremacía de conocimiento, esto es difícil de entender para aquellos que creen tener la verdad absoluta y te dicen “te voy a decir lo que hay que hacer..”, esto es tremendo no porque sea incompetente sino que no lo puede saber exactamente y es difícil aceptar porque nos han formado desde las certezas y la tenencia de la verdad. Lo que no aparecía en una primera instancia como marca es que los debates y las diferencias se ensancharon en lugar de encontrar más acuerdos.
-¿Qué temas aparecen como los más difíciles?
-Hay una canasta de problemáticas que vienen desde hace años que se expresan en lo local, como la crisis climática y ecológica, las desigualdades, la movilización de las mujeres por sus derechos, y otros más, todos cruzados por el covid y lo ideológico. Son temas muy difíciles de gestionar por lo profundo y por lo complejo. Miremos también la tensión que se genera cuando se debate o se toman medidas sobre la relación entre cuidados individuales y el sistema de salud, esto muestra que el debate de fondo está mediado por los modelos de sociedad que queremos y cómo nos definimos para trabajar la crisis de salud y la económica desde cada uno de nuestros lugares.
-¿Cómo están reaccionando desde el nivel local, como son las estrategias por parte de los territorios?
-Estamos en un momento donde es más difícil la relación entre los tres niveles de gobierno, ya no existe tanto reconocimiento a quienes gestionan la crisis y se comienza a aceptar que no es posible tener mayorías apoyando. Hay un cansancio acumulado y esto no es menor. En este marco, están los que, a mi criterio están haciendo los mejores intentos en un equilibrio para acompañar a aquellos con problemas de salud pero también a las familias, al empleo y a las empresas, Rafaela y otras ciudades con todas las dificultades están en esa búsqueda. Acá, en particular, no tengo dudas que hay que hacer uso de recursos extraordinarios aunque es fácil decirlo y difícil hacerlo pero creo que como decimos “hay que dejar todo en la cancha en estos meses”. En los territorios hay que estar cerca, poner todos los recursos disponibles aun cuando hay sectores que no quieren el diálogo sino solo que se haga lo que ellos quieren. No hay fórmula mágica para esto, solo la vocación de continuar el diálogo. El dialogo y la incertidumbre son pilares del enfoque del desarrollo territorial con el que trabajamos.
-Es un desafío cuando vemos tanto stress…
-Desafío para la política y para la democracia ante tanta demanda, variada, difícil y cambiante porque además, las variables se modifican constantemente y son problemas que necesitan de búsqueda de acciones colectivas. Esto es una clave pero no siempre la mayoría piensa esto, es más, somos una minoría la plantea esta disputa.
Mira, ejemplos, el empleo no tendrá las mismas características debido al trabajo a distancia, la movilidad de las personas cambia, las empresas invertirán en tecnología, hay que ponerle mucha cabeza y son procesos que también se van haciendo al andar combinado con ideas más estructurales. Otro, la composición de gasto de la gente cambia y hay un porcentaje de compra en línea pero hay otra parte más local y productos nuevos, ¿qué hacemos? Y podemos seguir pensando y haciendo. Ah!! En el medio, tenemos el desafío de no comprarnos la agenda de las grandes ciudades y pensar situado, en estos días parece que tenemos los problemas de Buenos Aires y no es así.
-De nuevo la misma pregunta que hace un año, ¿en qué tenemos que concentrarnos?
-Estos meses demostraron lo difícil que es crear puentes entre este corto y el medio plazo, dar respuesta a las urgencias mientras la vida continua con viejos y nuevos problemas. Insisto que no hay recetas sino que se necesita una sociedad que gestione esta complejidad mediada por conflictos. No es ausencia de conflictos sino el diálogo para gestionar estos conflictos; los procesos que teníamos planificados explotaron por los aires; muchos procesos son emergentes, necesitamos capacidades para poder sobrellevar esta actualidad. El desarrollo está ahí, como camino, ya teníamos retos de antes del covid y ahora hay nuevos para re fortalecer la economía local, recuperar mercados, el consumo, como damos un salto en los procesos de innovación con empleo, trabajar duro en lo social, en cómo fortalecemos la economía social y como cuidamos a nuestra gente que al final es lo que importa.
-¿Y qué papel tiene la Universidad?
-También estar cerca, repensar temas y maneras de formar, revisar cómo investigamos, ser parte del territorio para acompañar procesos de transformación, si hay un cambio de época no se puede seguir haciendo todo igual.

Filed in: Observatorio, Rotador
×

Post a Comment